Boda de Azahara y Mari. Fotógrafos de boda en Córdoba.

Boda de Azahara y Mari. Fotógrafos de boda en Córdoba y Sevilla.

Azahara y Mari se conocen hace tiempo, llevan tiempo disfrutando de la compañía, la complicidad y de la pasión que cada una de ellas siente por la otra. La fotografía de preboda que hicimos con ellas nos permitió conocerlas un poco más y ya imaginábamos lo increbile que iba a ser sus fotografías de boda en Córdoba. Puros nervios, diversión y pasión, aderezado con mucho, mucho amor en la boda de Azahara y Mari.

Una es de Cádiz y la otra de Córdoba, pero fue la ciudad califal la que actuó de maestra de ceremonias, ofreciéndoles un día espléndido y un cielo azul intenso. En la boda de Azahara y Mari, ambas se prepararon cerca del lugar de celebración, el maravilloso Alcázar de Córdoba, repleto de patios y jardines y donde la Alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio ofició el acto civil, lleno de pasión y libertad, la misma que permite que dos personas que se aman puedan declararse el “si, quiero”.

Al finalizar la ceremonia, nos quedamos tomando las fotografías de boda por córdoba en el mismo recinto del Alcázar de los Reyes Cristianos, desbordado de flores y vegetación entre la que Azahara y Mari consiguieron tener unos recuerdos especiales. Al finalizar, un maravilloso coche de época de la empresa Descapotable Inglés las acompañó hasta el lugar de la celebración, en el Hotel las Adelfas, donde tomamos algunas fotografías más y las acompañamos hasta el final de la fiesta. También colaboraron en que todo fuera perfecto, Floristería Cordobesa  y el video de Rafa Luna.

Ellas, sin duda, son el mejor ejemplo del amor universal. Os dejamos algunas de las fotografías de su boda, y al final de ellas un poema,, no de los más conocidos de Lorca, pero que es nuestra forma de recordar que lo que ahora tan natural y obvio en otras épocas y desafortunadamente aún en muchas ocasiones, ha sido algo oculto y prohibido

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.

No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.

De los sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca .