Boda de Ricardo y Jesica. Fotógrafo de emociones.
Habla José Antonio Marina en un maravilloso libro llamado “Diccionario de los sentimientos” que los sentimientos son el núcleo de nuestro ser y nos proporcionan un balance continuo sobre nosotros mismos y sobre la realidad imprescindible para la supervivencia, puesto que nos permiten distinguir lo perjudicial de lo necesario. Los sentimientos, para nosotros como fotógrafo de emociones son la oportunidad de capturar lo más cercano a la esencia del ser humano.
Ricardo, Jesica y la familia de ambos nos ofrecieron un repertorio emocional caso infinito. Sonrisas, lágrimas. Tensión, nervios, y la tranquilidad final. Amor, en su más amplia acepción. Todo ello regado de cariño, confianza, plenitud y emoción.
Ricardo y Jésica se casaron en la Iglesia Evangélica Bautista de Córdoba, donde se desarrolló una ceremonia religiosa plena de fé y amor entre los más queridos. Para la celebración, nos dirigimos a los Jardines del Cardador Sierra, donde la fiesta continuó toda la noche. Como siempre, estuvimos con ellos desde el principio hasta que la celebración terminó bien entrada la noche. Como fotógrafos de boda y emociones nos gusta estar en cada momento del día, integrarnos en la fiesta y pasar desapercibidos para que la fotografía de boda natural y sin posados sea la que mande.
Estas emociones son las que tratamos de capturar en la boda de esta pareja de Córdoba que tanto nos ha ofrecido y que confió en nosotros. Estas emociones, como expone Marina en su libro condicionan nuestra conducta y orientan nuestra acción. Y como fotógrafos somos felices de intentar capturarlas en cada trabajo que realizamos como fotógrafos en Sevilla, Córdoba, Málaga o cualquier lugar desde el que cuenten con nosotros.
Esperamos que os gusten y que alguno de esos sentimientos de los que hablamos se despierten al contemplar sus fotografías de boda.
Y si hay un poeta que representa lo que queremos transmitir como fotógrafo de emociones, es sin duda, Mario Benedetti:
Si el sol no calentara,
si la luna no existiera,
entonces, no tendría
sentido vivir en esta tierra
como tampoco tendría sentido
vivir sin mi vida,
la mujer de mis sueños,
la que me da la alegría…
Del poema “Por siempre”